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miércoles, 4 de octubre de 2006

Historias ocultas de La Bada F.C.

HISTORIAS OCULTAS DE LA BADA F.C.
Diego Alejandro Pérez
Pablo Chulo Rulo

“La Vida Es Un Rulo”

En una calurosa tarde de Abril del año 91’, Diego Alejandro Pérez ingresa tímidamente a las instalaciones del Colegio Santa Teresa de Jesús, en donde pasaría sus próximos 72 meses de vida en busca de su titulo de Bachiller.

Fiel a su personalidad donde las palabras no abundan, pero si sus buenas actitudes y excelente relación con sus pares, los primeros meses de aquel primer año hubiesen sido tremendamente sufridos y duros sin la aparición de su compinche y amigo de todas las horas, “El Rulo”.

Pablo Rulo era una persona venida en bucles, en base a los cuales no era necesario ser Boris Cristof para predecir el estado de caducidad de la cabellera en cuestión.
Rulo era un tanto más extrovertido que Diego Alejandro, y se hacia expreso a la hora de su relación con las féminas, el actual 8 azzurro no dejaba marioneta con cabeza encontrando en el delivery del supermercado, propiedad de sus progenitores, una fuente inagotable de promiscuas relaciones.

Hicieron falta pocos minutos de un vasto diálogo para tomar conciencia de la química que existía y que dúos como Bamby y Tambor, Abot y Costelo o hasta la mismísima dupla de Bad Spencer y Terence Hill saben reflejar.

Con los primeros cumpleaños de 15 y las posteriores escapadas nocturnas, no se hicieron esperar los tours sabatinos a la ciudad industrial en busca de sus conocidas expendedoras de accesible cariño.

Con el tiempo.... el sueño de la murga propia, compartir el chicle, las primeras curdas juntos, y hasta los amaneceres pateando latas de seven up y cantando tonadas de Yilda hicieron que se precintara esta relación de manera indestructible.

Sus vidas caminaban los mismos senderos...
Pero como dicen algunas melodías de los años 90’ “todo tiene un final, todo termina”, esta simbiótica amistad no sería la excepción.

Diego Alejandro, hacia tiempo que veía como su amigo Pablo Rulo viciaba en la indiferencia, parecía en otra parte, ya no le divertían como antes las fiestas negras en “La Chacra de Pérez” donde invitadas de lujo hacían las más deliciosas piruetas circenses mientras mostraban con luces de neón, el bajo costo del usufructo de su anatomía, ni tampoco le parecían atractivos aquellos trucos de cuatro con dos integrantes del actual grupo Bola 8. José Carlos Valbuena y Negro Marrone.

Diego Alejandro sabía que su Hermano de la vida tenía algo que decirle, y a su vez Pablo Rulo entendía que había que terminar con esta agonía.
Camino a casa luego de la jornada chacrera y la posterior escala en el domicilio de Marrone (víctima de potentes sustancias tóxicas) encaminan el regreso.

Pérez Diego cortó el silencio sepulcral que lastimaba los tímpanos y dijo:

D-“Que pasa Rulo?? ...creo que tenemos que hablar”

a lo que Pablo “Chulo” Rulo respondió.

R-Si, hay algo que no sabes, yyyy... no lo puedo ocultar más.....

D-Dímelo Rulo, dímelo, tu sabes que puedes confiar en mi !!!!

Rulo se armó de fuerzas y exclamó:

R-Emmmh...Esta bien..., no se como decirte pero.....Soy actor de reparto en una película de las Tortugas Ninjas.

D-Pero tanta cosa por esa tontería...!!! Tontín, loco lindo, cuchiflin cuchuflin!-

exclamaba Diego Alejandro mientras aplicaba una especie de pellizco a su pómulo derecho.

Pablo Rulo no tardo en responder, frenando su Gol blanco y mirando el volante.

R-No amigo no, el tema es LO QUE HAGO EN LA PELíCULA !!!

D- No me digas nada!!!! (se apresuro Pérez, sin dejar hablar a Rulo) - Le tenes miedo a las alcantarillas. Si es por el karate no te pongas nervioso, cuando me despierto temprano y voy a la cerrajería, alguna “llave” hago. (risas)

-No entiendes amigo...!!! La película no es de artes marciales, es condicionada, y Leonardo, Rafael, Miguel Ángel y Donnatello se la pasan toda la película dándole matraca a Splinter y a Abril O’Neil !!!!

Los ojos de Diego Alejandro Pérez se humedecieron instantáneamente, a lo que llevando sus manos a la cara impidió que las lágrimas se apoderaran de su rostro y los recuerdos de épocas felices picaneran interiormente a nuestro amigo.
Rulo sin pensarlo volvió a hablar:

R- Me pagan por hora, si hago horas extras puedo llevar los trajes de Tortuga para mis primos chicos.... no se... no se.

Restablecido del primer golpe Diego Alejandro respondió:

P-Y los estudios? La facultad? Con los chales de lana que vendías en el Miramar hacías unos pesitos no??

Rulo no respondió e inclinó su cabeza hacia abajo...

Diego Alejandro descendió del auto abriendo la puerta rápidamente e intentando hacer de la misma una puerta en vai-ven.

Ese fue el último de sus encuentros....

Diego no podía aceptar la mediática y pornográfica nueva vida de Pablo Rulo y Rulo no estaba dispuesto a abandonar su papel de “reparto” en la película condicionada de Las Tortugas Ninjas.

Así fue que se distanciaron y jamás nunca volvieron a ser aquellos inseparables amigos que veían muy lejos la idea de no transitar la vida juntos.

Gracias a la actividad fobalistica que reúne a La Bada Jueves tras Jueves tanto Diego Alejandro como Pablo Rulo suelen cruzar melancólicas miradas que ninguno de los presentes esta capacitado emocionalmente para descifrar.

Diego rehizo su vida enamorándose de Carolina, una joven muchacha que conoció a través de amigos que poco a poco intenta hacer desaparecer de su vida aquel trago amargo. Se encuentra al frente de la “Cerrajería de los Pérez” con un éxito indiscutido, luchando a diario contra la competencia que intenta manchar su reputación acusando a Diego Alejandro de mantener el negocio llaveril como la fachada de una asociación ilícita para el trafico de estupefacientes.

Por su lado Pablo Rulo retomo sus estudios en la facultad de arquitectura y trabaja para una importante firma de mobiliarios del Uruguay. Su vida amorosa nunca fue fácil, pero siempre se las arreglo en ese plano. Fiel a su calidad de vale todo en el amor, planea irse a vivir con su actual pareja con la que inflingen en la ley y las leyes morales, ya que además de ser su amante y futura concubina es su prima-hermana

Fin

G. ITO Barbé