?? LA BADA F.C.: Biografias Nº 3 - Paolo Eduardo Sventuratti

martes, 5 de diciembre de 2006

Biografias Nº 3 - Paolo Eduardo Sventuratti


BIOGRAFIAS

Edición Nro. 3

Paolo Eduardo Sventuratti

(1984-...)

Nieto del conocido Siciliano integrante de la mafia sur de la bota Itálica, nació en la capital de nuestra república entre el reverdecer de las hojas y el canto golondrinesco propio de la primavera, nuestro amigo Paolo Eduardo Sventuratti.

En un complicado parto, en donde la Sra. Sventurati permaneció bajo la tutela de los médicos del Hospital Italiano durante 124 días luego de un trabajoso dar a luz, nació Paolo Eduardo.
Dada la complejidad de dicho parto, el mismo fue material de estudio en diversas universidades del Norte Europeo y los Estados Unidos de Norteamérica.
Centros especializados de Boston llegaron al meollo de la situación, que en conferencia de prensa expresaron: “La Sra. Sventuratti es una verdadera luchadora, el bebé se encontraba tan placidamente dentro del vientre materno que no quería salir al mundo exterior”..."pero gracias al trabajo de su madre Paolo Eduardo esta con nosotros”.
Tal cual el retumbar de los gritos de Tom Cruise en el papel de Jerry Maguire en película de mismo nombre, así lo hicieron cada palabra del médico que estaba a cargo de la oratoria para toda América y parte del sur de Islandia a través de la CNN.
Era la primera vez en su vida que Paolo Eduardo escuchaba, ya en el mundo exterior,
la palabra TRABAJO, e increíblemente el no había formado parte del mismo. A base de calmantes lograron disminuir los llantos fervorosos de Piruetita que encontró en ese palabra el crucifijo de Linda Blair.

A medida que nuestro personaje de hoy crecía, sus padres y seres más cercanos prohibieron terminantemente el uso de la palabra Trabajo, la borraron de sus mentes para siempre en pos del crecimiento del más pequeño de sus hijos.
Adhesivos con colores llamativos decoraban el living-comedor de la casa de los Sventuratti en cada ágape familiar o ante la visita de amigos, advirtiendo de la prohibición de dicha palabra. Los viajes en taxímetro se transformaron en pequeños suplicios para el matrimonio Sventuratti, que obligados por la situación portaban lista para inyectar una hipodérmica con un cocktail de calmantes de alto potencial, que desenfundaban ante la clara posibilidad de que Paolo Eduardo escuchase la clásica frase del gremio: “...ufff no hay trabajo eh...”.

Y llegó la escuela....

El jardín había sido un lugar hecho a la medida de nuestro amigo, las hamacas, los juegos con amigos, el verde del pasto, su pasión por los árboles y sus respectivas ramas (hasta ese momento sin alucinógenos), hacían que fuera difícil el comienzo de la primaria.
Era un día caluroso de Marzo, la moña azul bolita se había apoderado de la caja toráxica de Paolo Eduardo que esperaba ese primer día con una mezcla de emoción y miedo. Mes y medio atrás en reunión extraordinaria en donde participaron su futura maestra, la directora del centro educativo y los padres, tanto del pequeño Piruetita como de los demás compañeritos, se expuso la situación difícil que se estaba viviendo y se solicitó en conjunto, el apoyo y la cooperación de todos.
La reunión fue un éxito se trazaron los caminos a seguir y existió una gran predisposición de todas las partes.
Los primeros meses aunque dejaba entrever una cierta haraganería en sus actos, sus notas no eran del todo malas, y su problema había quedado atrás, ante la utilización de las palabras tareas y actividades.

Pero tenía que pasar...

A la edad de 7 años y ya culminando el tercer año de primaria ocurrió lo que nadie imaginaba. Su maestra daba una clase de historia, asignatura que apasionaba a Paolo Eduardo ya que se interesaba en la llegada de sus antepasados italianos al país. La Guerra Grande había atrapado a todos los niños y la llegada de Garibaldi al país era el tema:

M- “Garibaldi llegó de Italia para mediar entre las partes....”
(comentó la maestra, a lo que nuestro personaje abrió los ojos)

PE-“De Italia!!! Mi abuelo es italiano...eran queridos los italianos??”
(exclamó Paolo Eduardo parándose en su pupitre)

M- “Si eran queridos alumno Sventuratti, aunque Garibaldi al país entra-bajo la protesta de Rivera.

Fueron cinco, si solo 5 segundos que parecieron veinte minutos los que separaron la frase de su maestra y el estallar enfermizo del pequeño Paolo Eduardo. Una vez más y después de casi un lustro de vida, la maldita palabra camuflada como por obra del mismísimo lucifer reaparecía para sembrar la cólera y la desesperación en nuestro amigo.
Pequeños vellos comenzaron a divisarse de oreja a oreja cual si fuese una barba, aunque de extraño tamaño y volúmen, destrozo su túnica desgarrando los botones (acto que no fue difícil dada la presión que ejercían los quilos abdominales de nuestro amigo en su guardapolvo Corcel), parándose cual puma encima del pupitre con mirada desafiante.
El terror se había apoderado de toda el aula, que de manera inmediata se había trasladado contra un rincón en busca de resguardo.
Blasfemias, insultos en contra de la maestra, y pequeñas estrofas de temas de La Renga eran algunas de las palabras de Paolo Eduardo.
No tardaron en llegar sus progenitores al centro estudiantil con una dosis de morfina y otra con calmantes utilizados en tranquilizar a Diego Alejandro Pérez cuando se le dice: “Queres Noooooquie Pérez!!!!”.
Paolo Eduardo no reconocía a sus padres, su mirada parecía la de un perro arrinconado, en una mano portaba una regla y en la otra un compás comprado esa tarde en Papacito, con los que propinaba golpes al viento.
Finalmente su padre se acercó y en acto javalinesco lo penetró con el calmante de Pérez (ignorando las palabras del médico que adjudicaba a dicho medicamento un peligroso poder tranquilizante).
Se escuchó a Paolo Eduardo exclamando como víctima del inyectable – “queres Baaachi!!!” y –“ sale un asadito!!!” Mientras su cuerpo se desvanecía en el suelo.

Pasaron los años y núnca jamás volvió a sufrir un ataque como este.

Dicen los presentes que años atrás en el tiempo, sucedió algo similar a lo de su niñez. Noche de copas con Santiago Ferchu y Ignacio Billi Di Mauro en bailanta sobre la zona del Palacio Legislativo, fue engatusado por las bondades de una bella chica de nombre Josefina. En esta oportunidad fue Di Mauro quien se le acercó a Paolo Eduardo y le susurro al oído mientras de fondo sonaba Supermercado...

-“ Polito frena que es traba-Josefina!!”

Paolo ya un adolescente supo controlar su efervescencia interior inyectándose la dosis que sapientemente portaba en su inseparable mochila.

En nuestros días Paolo Eduardo Sventuratti tiene un control absoluto sobre este problema que lo aqueja desde el nacimiento.

Las dudas están, y lo estarán siempre.

Quien es el culpable?

- El médico norteamericano que atribuyo todo el trabajo de parto a su madre?

- El amigo que le prometió un lugar animando fiestas de cumpleaños y hasta ahora Polito sigue esperando vestido del Oso Yogui cual Penélope con bolsa de piel marrón?

- O Rodrigo Moratorio que durante cada Tercer Tiempo duda de la capacidad intelectual de nuestro personaje?

La ciencia se encargara de resolver ente entuerto. Y vos Polito....Play Station, rambla y mate amargo que para Trabajar están los giles.

Germán ITO Barbé